viernes, febrero 24, 2012

Mi tercer parto

Por fin he escrito mi tercer parto.


Mi primer parto lo conté con pelos y señales a los tres meses.
Mi segundo parto lo conté con contracciones y foto de la placenta al mes.
Mi tercer parto fue hace 16 meses y aún no había tenido tiempo de contarlo.
Hoy voy a mostrar un poquito de mi misma para todas vosotras, voy a compartir uno de los momentos más íntimos de mi vida. Me hubiese gustado darle un toque dulce y amoroso, pero mis partos se alejan mucho de parecer novelas dulzonas y parecen mas bien guiones propios de Almodóvar.
Algunas me conocéis, sabéis mi historia como madre, pero otras muchas no. Por eso empezaré mi parto haciendo un pequeño resumen de lo anterior, de cómo son mis partos anteriores.
Todo estaba preparado para tener mi primer parto en casa, pero no sucedió así. Acabé en el hospital tras 72 horas con la bolsa rota y, de las cuales llevaba mas de 24 horas estancada de 8 cm. Como ya he contado tiene una cardiopatía congénita que descubrieron al segundo día en el hospital… y me comí todo el hospital que quería evitar en mi parto.
Después de aquello busqué un lugar mejor para mi segundo parto. Después de ser amenazada por la tocóloga con una cesárea al presentar mi plan de parto vi claramente que no iba volver a parir en el mismo hospital, y me fui a parir a 50km de mi casa. Pude parir como una mamífera a cuatro patas en el suelo, tuve un parto respetado 100% y volvería allí de cabeza sin pensarlo. Sigo recomendando aquel hospital por delante de cualquier otro.
Pero entre el segundo y el tercer parto mi vida dio un giro inesperado: pasé a ser madre soltera.
Al poco de ver el positivo mi relación de pareja acabó, por motivos que no voy a contar aquí por no ser el lugar apropiado. Pero imaginar si un embarazo te revoluciona hormonalmente hasta volverte loca, no te digo ya si encima te ves sola con tu bombo y tus dos niños, y empezando en una casa nueva, reorganizando tu vida. Lo que viene siendo el síndrome del niño pero a lo bestia.
Fue un embarazo movidito, con placenta previa, sangrado, desmayo en el Alcampo…
El parto no podía volver a ser donde el segundo y me negaba que fuera donde el primero, y opté por una clínica privada con un tocólogo proparto natural que me permitía hacer lo que yo quisiera, que era básicamente que si no pasaba nada no me tocara nadie.
Peeeeero llegó el día del parto. Fui a recoger a mis hijos al colegio a mediodía notando como el líquido amniótico resbala por  mis piernas y les dije a las profesoras: ¡Que esta tarde no vienen, que estoy de parto! ¿De parto? ¡Si, si, que voy chorreando las aguas ahora mismo!
Aquí empezaba la organización. Medio desnuda dentro de la bañera con el móvil y el fijo en las manos, chorreando líquido continuamente y mis hijos revoloteando alrededor del baño. Llamé al tocólogo para avisarle, a la matrona de que iría al hospital, a mi madrastra, al padre de mis hijos para avisarle y que se llevara a los mayores, a mi amiga que se quedaba con los niños, a otra amiga que me llevaría al hospital, a mi exsuegra para que localizara a su hijo y padre de mis hijos, mandando sms a mis amigas (¡ay, si llego a tener mi wasap entonces!)…
Eran las 15h de la tarde, mi amiga se había llevado a mis hijos con ella hasta que supiéramos algo del padre y se los llevara. Por lo que sabíamos él volvía de un viaje desde Italia y llegaba esta tarde, contaba con que iría a recoger a los niños porque mi amiga trabajaba a la mañana siguiente.
Me comí un bocadillo sentada en la pelota, tenía contracciones pero como las semanas anteriores, soportables. Mi madrastra de los nervios y mi amiga que tenía que llevarme al hospital metiendo prisa porque a las 17h entraba a trabajar… yo quería quedarme en casa tranquila y cuando ya no pudiera mas acudir al hospital. Pero no me dejaron, que este es el tercer parto e igual sale disparado ya mismo. La gente ha visto muchas películas, y yo conozco mi cuerpo y conozco cómo reacciona en caso de parto. Y es lento, muuuuy lento.
Para allá que nos vamos, ya había quedado con otra amiga que grabaría el parto, íbamos todas camino al hospital. Tenemos una foto en la puerta del hospital que parece que vamos de camping. Mis pintas son memorables, era octubre y yo tenía calor a todas horas, pero para salir a calle hacía frío y fui poniéndome capas de ropa encima sin combinar. Me iba asomando ropa de todos los colores y texturas. Agarrada a mi pelota medio desinflada para poder meterla en el coche y un tupper de esos grandes redondos vacío para guardar mi placenta. Dos bolsas de ropa, la mía y la del bebé. Y sonriendo mientras el marido de mi amiga nos hacía la foto allí plantadas descojonadas.
Y el tocólogo que no está. La matrona tampoco era la misma. Y yo pensando: ya empezamos tocando las narices.
Esta matrona no es tan agradable como la que conocía de monitores, es una seca y piensa que manda ella. ¡JA! Le explico que mi parto es natural, que no quiero nada de nada, solo que me dejen hacer a mi ritmo, bla, bla, bla… Negocia conmigo ponerme monitores un rato, un tacto para comprobar de cuánto estoy y me subiría a habitación a esperar, sobretodo cuando toca y estoy de 3 cm solo. Paciencia, paciencia. Las 17:30 h mas o menos.
En la habitación en planta entre paseo y pelota van llegando contracciones. Mi madrastra, mi amiga y su marido me hacen compañía. Entra una chica vestida de blanco y me empieza a soltar un rollo sobre el bebé cuando nazca, bla, bla, el nido, bla, bla, bla… Ya la miro y le digo: Pero a ver, ¿ me explicas quién eres primero?… Ahora su tono cambia, va mas suave y me explica que es la enfermera de nidos y quiere saber qué haré cuando nazca la bebé: ¡pues tenerla pegada a mi!
Me como un flan a escondidas. Viene la matrona de nuevo para monitorizarme y tacto, 7 cm. ¿Mande? ¿Ya? ¡No puede ser! Recordaba cómo estaba con 7 cm en mi anterior parto y gritaba como una tocina, no me cuadraba estar dilatada casi completa y estar mas fresca que una lechuga. Mi amiga, que por cierto estaba embarazada de su segundo, repetía: ¡Yo firmo por estar como tu en mi parto, madre mia!
Se acerca la noche y yo sé que estoy esperando la noche para parir, como en mis otros partos. Son las 20h y aún no he conseguido contactar con mi ex para saber qué pasaría con mis hijos. La matrona metiendo presión para forzar con oxitocina o lo que fuera.
Soy madre, de parto, pero soy madre. Necesitaba saber que mis otros niños iban a estar bien, y necesitaba saber que iban a estar con su padre. ¡Por fin coge el móvil! Me cuenta que acaba de llegar de viaje y está cansado, que ya irá a por los niños mañana por la mañana o cuando sea. ¿Qué? ¿Estás tonto? ¡¡¡¡Ves a por tus hijos ahora mismoooooo!!! ¿Qué estas cansado? ¡¡¡Ah, perdona, es que estoy en un spa tocándome el higo!!!…uff, ufff, ufff….No me callo, no, es que estoy resoplando una contracción, ¡imbécil!
Que estaba cansado el señorito del viaje, y yo de parto, ¡no te jode!
A la hora me llamó mi amiga que había ido a buscar a sus hijos por fin, ¡Bien, ya puedo parir tranquila! Eran las 21h.
De vuelta la matrona tocanarices. Le digo que no se preocupe, que ya me voy a poner en serio de parto que ya tengo a mis niños con su padre. Me ignora e insiste en romper bolsa del todo. Ahora mismo me hubiera negado, seguramente si no acabara de tener una discusión con mi ex mientras pasaba las contracciones también me hubiera negado. Pero accedí, cosa de la que me arrepiento, porque sólo consiguió hacer una herida en la cabeza a mi hija y aquello no fue mas rápido por eso. Seguí dándome alguna ducha caliente para pasar las contracciones y ya estaba en completa. Nos fuimos a paritorio. Y el tocólogo sin llegar.
La matrona empeñada en monitores, allí de pie en una habitación superiluminada sola pasando mis contracciones como podía sujetando las dichosas correas. Aún no gritaba, pero sabía que necesitaría hacerlo. Mi madrastra y mi amiga que eran las que me iban a acompañar no entraban. ¿Por favor, van a entrar mi madrastra y mi amiga?…Si, si, ahora cuando llegue el tocólogo….No, no, que entren conmigo ¡¡¡¡YAAAA!!!
La matrona: súbete a la camilla que te mire.
Yo: No.
La matrona: Pero súbete mujer, que tengo que mirar cómo vas.
Yo: Voy de parto.
La matrona: Pues es que así no te puedo ver.
Yo: No pasa nada, uff, ufff, uff….que entren mi madrastra y mi amiga.
La matrona: Hasta que no llegue el tocólogo no.
Yo: Que entren, quiero que entren, es lo que pacté con él.
La matrona: Pues aquí estoy yo ahora…
Yo: Pues ahí no me subo ni loca, así que tú verás lo que haces porque yo voy a parir a mi hija igualmente.
Se va y entra mi madrastra. ¡Por fin! No quería parir sola, ya bastante sola estaba en la vida. ¿Y mi amiga? Se quedó fuera con la cámara en mano y no le dejaron entrar.
Y el tocólogo sin llegar. Y yo que ya empiezo a gritar con cada contracción y noto como me voy abriendo, y sin querer voy agachándome cada vez mas hasta que en una contracción estoy ya a cuatro patas en el suelo.
Entra la matrona y me ve allí tirada en el suelo aullando las contracciones y se lleva las manos a la cabeza.
La matrona: ¿¿¿Pero qué haces en el suelo???
Yo: ¡¡¡¡Paaaaaariiiiiiirrrrrrrr!!!
La matrona: ¿Súbete ahora mismo en la camilla para parir en condiciones! ¡Yo no pienso agacharme!
Yo: ¡Y una mierda! ¡Súbete tu si quieres que yo aqui estoy de puuuuuta madre!!
La matrona: Esto no puede ser, pero dígale algo (a mi madrastra que estaba agarrada a la camilla acojonada de verme discutir con la matrona y gritando como una cerca) ¡¡¡Pues yo no me agacho!!
Yo: ¡¡¡¡¡Que saleeeeee!!! ¡¡¡¡AAGGHHHH!!!!
Y por el rabillo del ojo veo como la matrona sale por una puerta y la enfermera por otra. Mi madrastra se quedó helada, luego me confesó que pensaba que tendría que atenderme ella el parto porque las otras se fueron refunfuñando. Y el tocólogo sin llegar. Y de repente noto el aro de fuego, oohhh, ese dolor tan maravilloso que vuelve a mi una vez mas en mi cuerpo. Estaba deseando sentir como mi cuerpo se parte en dos, sentir ese escozor que son los preliminares de la felicidad absoluta.
La matrona entró corriendo al oír mi grito y tuvo que tirarse al suelo a recoger la cabeza de mi hija, porque salió de un solo pujo enterita hasta sus manos de puro milagro. Eran las 23:15 y el tocólogo sin llegar.
Me senté y se la quité de las manos, tuve que quitársela porque no pensaba dármela. Se llevó un manotazo mio cuando intentó cortar el cordón rápidamente: ¿Tienes prisa? ¡Pues vete, que ya me apaño yo!
La matrona: Habrá que cortar el cordón, ¡te pongas como te pongas!
Yo: No te preocupes que se cortará, pero cuando deje de latir.
La matrona: Si eso no late ya….pum, pum, pum….
Yo: Tu tranquila…
Se quedó contenta cuando le dejé que lo cortara, y ¡Aleluya! llegó el tocólogo y le dije: ¡Maño, aquí ya está todo hecho, eh!
Me dio la enhorabuena, se rió un poco y me pidió amablemente que me subiera a la camilla para la placenta y revisarme si necesitaba puntos. Accedí, no hizo falta nada y la placenta salió sola. Mi tercer parto natural sin un rasguño.
Aquí estaba mi amor, algo mas pequeña que los hermanos al nacer y mas gruñona, pero preciosa, bellísima. Se enganchó a mi teta al ratito, no quiso hacerlo antes. Dejaron entrar a mi amiga entonces, ya no había nada que grabar, pero bueno. Mi amiga me dijo que me oía discutir y gritar desde fuera. Lógico. Si aquello parecía un pitorreo, en lugar de estar pariendo tranquila tenía que estar defendiendo cada movimiento que hacía. Al día siguiente pedí el alta voluntaria y nos fuimos a nuestro hogar a disfrutar en paz.
Mi tercer parto había ocurrido. Y con los gritos del dolor del parto también se quedó parte de otro dolor, uno menos escandaloso pero mas hiriente. Una nueva etapa en mi vida nació con mi tercera hija, con mi tercer apéndice.
Su cara y su sonrisa me hacen olvidar muchas cosas, fue un embarazo muy duro para mi. Pero tuve un parto muy liberador, pude soltar lastre con la placenta, la cual por cierto sigue metida en mi congelador hasta que compre una maceta donde poder enterrarla y plantar un aloe vera.
Gracias mi melocotón por estos 16 meses de lactancia y amor incondicional.

5 comentarios:

montse dijo...

Acabo de leerlo y me has echo emocionarme y reirme a partes iguales.
Muchas gracias.
Montse

M@rt@ dijo...

Muy bonito,ya tenia ganas yo de leerlo.qu dijiste que lo ibas a ponr y han pasado 16 meses jajaja

M@rt@ dijo...

Muy bonito,ya tenia ganas yo de leerlo.qu dijiste que lo ibas a ponr y han pasado 16 meses jajaja

Reyes dijo...

Con dos cojones!o mejor, con dos ovarios, su señora! Te he visto en cn, que un/a comentario Gilipollas no te rice ni de refilon, esa mamifera peleando a cuatro patas por lo que quiere es la que de verdad cuenta.
Un abrazo enorme (y activa la moderación de comentarios, así te ahorraras disgustos)

Anónimo dijo...

Me ha encantado. Como ya te han dicho yo tambien me he emocionado y reido. Y esa matrona a ver si se espabila y empieza a empatizar. A mi me toco una gine asi con mi tercero, menos mal q estuvo poco y matronas enfermeras y otra gine fueron respetuosas.
Ahora a disfrutar de nuestros retoños.