jueves, octubre 04, 2007

Mar



Y miro al mar y en su horizonte sólo veo soledad. Mis pies temerosos se aproximan a la orilla y una ola de inmensidad llena mi cuerpo. La sensación que tengo al notar que estoy formando parte de algo inmenso con sólo cubrir mis pies de su sangre salada. El viento apresurado peina mis ideas. El tacto de la arena bajo mis pies, amoldándose a mis curvas, me hace sentir que tengo raíces. Las raíces de un árbol abandonado en su soledad que necesita la aproximación de las olas que van a morir ante él.Sus ondulaciones, semejantes a las de mi cabello, dan la sensación de inquietud, de incertidumbre. Cuando la emoción o la ira se apodera del mar lo exterioriza en un intento de encontrar la paz tocando el cielo. Sus saladas manos alcanzan lo que buscaban, el cielo, para entonces relajarse y volver a ser manso. Pero él sabe que su tranquilidad no es duradera, que volverá a erizarse de furia y en él se perderan sueños, ilusiones y vidas.Y oirá los gritos anhelando su compasión pero lo ignorará, porque él sabe que su poder reside en su magnitud.

1 comentario:

mar dijo...

Que bonito!!! amo el mar, lo hecho tanto, tanto de menos. un beso, Mar.